Mi nombre es Facu y tengo aproximadamente 3 años. El 29 de diciembre de 2018, fui adoptado por mi humana Catalina. Ese día puedo decir que volví a nacer.
Antes había estado en un hogar temporal en Macul, gracias a la ayuda de la organización Chascolovers, quienes me encontraron debajo de un auto con mis manitos heridas, triste y sin ganas de seguir adelante. Estuve con ellos hasta que mi humana me adoptó al ver mi foto en Internet. Ella simplemente no se pudo resistir a mis encantos.
Catalina me llevó a la veterinaria donde me examinaron, me vacunaron y me dieron mis antiparasitarios. La primera semana yo era tímido, ni siquiera movía mi colita cuando me hacían gracias, pero de a poco fui recuperando confianza.
Con caricias, ricos snacks, largos paseos, lindos accesorios, permisos para dormir sobre sillones y camas, simplemente me hicieron sentir en casa. Pero mi felicidad no duraría mucho.
Un día me sentí raro, muy raro y de pronto empecé a convulsionar. Mi humana se asustó mucho, así que me llevó al Instituto de Neurología para Perros, donde me diagnosticaron Epilepsia. No entendía qué era eso, solo vi que Catalina estaba triste. Pero ella no se iba a rendir tan fácil.
Desde entonces, todas las noches, me dan 2 cc de mi jarabe anticonvulsionante. Su sabor no es tan agradable, pero me hace sentir mejor y así ya no me siento mal ni asusto a nadie.
Pero a pesar de mi condición mi vida ha cambiado 180 grados para bien. Mi familia me regalonea y yo a ellos; me visten con linda ropita, me llevan a mis controles sagradamente, me pasean y mi alimentación es Premium.
En mi cuenta oficial de Instagram tengo más de 7000 seguidores; incluso modelé en la Exponovios 2019 de Casa Piedra y cada vez que salgo a la calle me dicen que tengo una mirada única y me regalonean. Algunos me reconocen y me piden foto. Actualmente soy embajador de 3 marcas de productos para animales, duermo y como a destajo.
Me dicen que soy un «Dogfluencer» de Instagram, pero me lo tomo con calma, ya que mi mayor mérito es ser la terapia de mi humana, soy su momento de distención y entretención. Ambos nos rescatamos mutuamente y nuestro amor -por difícil que sea para algunos de comprender- es incondicional. El que me haya adoptado ha sido lo mejor para ambos y es por ello colaboramos en lo que podemos con fundaciones de animales maltratados, abandonados y/o callejeritos, sean perros, gatos o exóticos.
Espero que con mi historia recuerden que por mal que la estén pasando, está la esperanza de un mañana mejor; de una vida mejor.